Cartas que jamás recibí
a pesar de la sensación de haberlas leído;
arenas en blanco que nacen de tu mano.
a pesar de la sensación de haberlas leído;
arenas en blanco que nacen de tu mano.
Tu cuerpo rueda en mi mente;
emociones atadas
a un puñado de humo imposible.
Mis ojos adivinan tu rostro ;
sueño colgado a los postes del teléfono.
Distantemente distantes… linde a linde .
Vuelas bajo los arcos del silencio,
dulce sonrisa de un momento,
tu mano cogida a mi mano,
mientras laten los relojes
mientras laten los relojes
al compás de un ajeno corazón.
Desde entonces,
espero bajo el umbral de un cielo abandonado,
las cartas que ya sé…
jamás han de llegar.