miércoles, 23 de septiembre de 2009

Escribimos?


-¿Hola preciosa, estás sola?

-No, estoy esperando a alguien

-Puedo hacerte compañía, si me lo permites

-Si es para ligar, estás muy equivocado,

-¿No que va, te gusta la narrativa, preciosa?

-Depende. Te aviso que soy una mujer de estructura profunda, nada superficial.

-No te preocupes, guapa, tengo fuerza dramática y tengo un detonante que te dejará pasmada, sabes. Sin hablarte del hilo conductor…

-¿Con o sin sub-perspectiva? Es que sin sub-perspectiva, yo no me motivo; el movimiento del objeto, querido, es lo que más me satisface.

-Si guapa, sub-perspectiva cerrada y abierta, te hago las dos como tú quieras, las practico con maestría.

-¿No me digas? Estoy interesada pero no te creas que me tienes ganada, soy muy dura, los desenlaces conmigo… son dramáticos.

-Me encantan los retos, nena. ¿Quieres que te enseñe mis binomios? Son fantásticos, imagínate: dos polos que se unen, lo ideal para crear chispas entre tú y yo, preciosa.

-Una pareja de conceptos semánticos inhabituales, suena excitante la verdad. Pero más tarde quizás, de momento me apetece más un buen paradigma para hacer boca.

-Mi amor, mientras el tiempo ficticio sea mayor que el tiempo real, me da igual.

-¿Quién hace de bueno y quien de malo, tú o yo?

-Yo sin duda, tengo alma de villano. ¿Te gustan los juegos monada? Además he tenido una experiencia traumática, soy el villano que buscas, nena.

-Yo también soy diabólica, soy egoísmo puro, vamos a compenetrar nuestra maldad a la perfección.

-Además, soy un maestro en detectar los puntos…

-¿Qué puntos?

-El punto de giro, es mi especialidad con las mujeres, siempre me lo piden; y el punto de quiebra te hará desmayar, guapetona.

-Me empiezas a gustar; para añadir fuerza dramática podríamos ir en crescendo hasta llegar a una situación límite de autentico placer, pero ojo! Sin dislocación de la realidad no vayamos a estropear la fiesta!

-¿Un crescendo? Humm, yo soy más de estilo directo pero te puedo proponer, por ejemplo, unos cuantos indicios, para darte cualidad a la acción, que tengo unas ganas de actuar…

-¡Cálmate, por favor! Prefiero saber qué tipo de trama me espera, no me fío mucho de los tipos como tú. ¿Por cierto, tienes buenos resortes narrativos?

-Regulares. Pero tengo unas secuencias de acontecimientos…, que te convertirán en mi esclava para siempre.

-Qué presumido! Si sigues así, la catálisis me la hago yo misma, que sola me apaño muy bien ¡

-¡No te enfades, mujer, el clímax es mejor compartirlo, es más divertido!

-¡Además, te aviso, nada de plagio! Demasiadas copias y pocos originales, eso no me lo hagas!

-Soy el mejor plagio creativo que hay, preciosa. Debes probarlo antes de juzgar y te prometo que cambiaras de opinión.

¿ El desenlace, cómo y dónde lo hacemos? ¿Escena o resumen?

-El desenlace me lo dejas a mí que soy la mejor para los finales para que duren y duren…

-Veo que voy a encajar perfectamente con tu narrativa, nena. No aguanto más, eres un elemento perturbador….dime que sí!

-Yo también me muero por practicar este juego estructural contigo pero una última pregunta:

-Dime querida.

-¿En tu blog o en el mío?

lunes, 21 de septiembre de 2009


Nada para contemplar ni recordar, todo para concebir; una renovada fundación de su existencia.La sensación que tenía, era algo difícil de dar cuerpo en acción, de poner en movimiento. Ella seguía siendo la misma y la vida a su alrededor, también, pero nada era igual aunque todo lo fuese.
Venga, hoy o nunca. Ahora si, podía sentirla: una fuerza superior impulsándola. Aquel día comprendió de pronto que toda una vida había pasado para ella y que toda otra la esperaba para comenzar. La excitación de un nuevo rumbo, de una etapa flamante a estrenar, un camino infinito por delante, un muro inmenso y macizo detrás.
Se encontró sentada en la cama aún antes de que el despertador hubiese sonado preguntándose cómo atreverse a vivir esa nueva percepción que la propulsaba: por dónde se empezaba a cambiar, cómo, qué era un cambio, qué se hacía con los hábitos y los movimientos rutinarios. De qué forma uno no se ponía las zapatillas viejas de estar por casa y no iba al baño y no hacía pis y no se cepillaba los dientes y no, y no, y no, cada una de las mil mini ceremonias impensadas y automáticas de cada mañana.
Si inauguraba un plan opuesto a lo corriente… ¿En cuánto tiempo volvería a repetir un patrón de actuación cotidiana en lugar de cambiar de forma de vida? No eran los ritos ni las acciones, sino algo más imperceptible y secreto lo que la motivaba; era precisamente esa misma sensación de urgencia de cambio lo que bastaba. Era eso. Por ahora, sólo eso: su propia urgencia.
Se levantó de puntillas para no despertar a nadie, ni a su marido, ni a sus hijos, ni al perro, ni a una mosca. Pero con el perro ya se sabe, uno no puede decidir, pensó mientras la seguía por el pasillo que llevaba al cuarto de baño.
Fue entonces que escuchó el timbre… “Maldito despertador” .Pensó con ganas de gritar fuera de sí mientras corría a apagarlo y contenía el impulso de estrellarlo contra la pared. Sus delirios de renovación hubiesen logrado el primer cambio de su vida, aunque algo caro e indiscutiblemente inútil. “Maldito despertador” le susurró con antipatía mirándolo fijo y ratificando que hoy, como siempre, los primeros minutos de su día volvían a teñirse de rabia, de mofa, de las eternas no ganas de empezar la jornada.
Cuando hubo comprobado que milagrosamente nadie se había despertado, volvió sobre sus pasos y se encontró camino al cuarto de baño. En aquel momento recordó: “No hacer automáticamente lo de todos los días” y entonces dio media vuelta para dirigirse a otra parte de la casa… Se quedó dudando un segundo, dos, tres… “Voy al balcón” decidió. Abrió la puerta y se asomó a la avenida, respiró hondo y supo que no podría quedarse mucho tiempo allí porque hacía frío, y porque, joder, necesitaba hacer pis. Cerró el ventanal y volvió por el pasillo hasta el baño.
Se quedó sentada en el inodoro unos minutos, varios, muchos, que mas dá, hasta que la claridad que comenzó a entrar por las ventanas le anunció que ya era la hora de comenzar la jornada habitual. Se quedó allí aún unos segundos. Hoy tenía que ser diferente. Hoy sería todo diferente.
“Hoy no despertaré a nadie, no prepararé desayunos, no sonreiré un “buenos días señor” a mi jefe ni a nadie que no soporte, hoy no toleraré exigencias, ni golpes ni insultos. Hoy no haré nada que no tenga ganas de hacer, no aguantaré mis deseos de hacer lo que me plazca, será mi primer día propio, todo mío y no volveré a ser lo que no quiero ser.
Me vestiré y saldré sin despertar a nadie, viviré el día desde el principio como un estreno de mi misma. Caminaré sin rumbo, me sentaré en un café para mimarme con un desayuno preparado por otro, miraré la gente pasar mientras pienso como celebrar este nuevo nacimiento. Iré a la estación y tomaré el primer tren que salga, no importa a dónde. Quiero no saber, no planificar, solamente dejarme sorprender. Iré donde me lleven mis ansias, descubriré, me gustará o no, pero lo haré porque me lo permito, porque nada ni nadie me lo impone o me lo impide”.
Una sensación húmeda la empujó de vuelta a la realidad de su inodoro y su cuarto de baño, el perro lamia su tobillo pidiendo salir a la calle como cada día. Se puso de pie y percibió su expresión de desamparo en el espejo, sonrió tristemente una vez más.
Mañana quizás, se prometió, mientras el espejo le devolvía las canas y las arrugas acumuladas todos estos años desde aquel primer día cuando creyó que se podía empezar de nuevo.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Cinco meses y medio....


Cinco meses y medio sin volver a poner nada nuevo en el blog....


No ha sido una cura....

Ni un descanso...

Ha sido un tiempo de reflexion forzada ... la vida...


espero volver pronto....